Llevamos ya mucho tiempo hablando sobre la relación tan estrecha que existe entre estética y salud, aunque siempre suele relacionarse con la salud mental. Como que está mejor visto justificar los procedimientos estéticos desde el punto de vista de que nos hacen sentirnos mejor con nosotros mismos. Eso es verdad. También es verdad porque necesitamos que sea verdad. Todavía necesitamos tener una buena excusa para argumentar un cambio físico. Es curioso que el tamaño de la excusa debe incrementarse si hablamos de cirugía plástica y medicina estética, ya que para otros procesos hemos interiorizado la premisa de esa mejora psicológica como válida: tatuarse, teñirse el pelo, hacerse un piercing, hacer dieta o acudir al gimnasio de manera obsesiva, ponerse una ortodoncia o realizarse un blanqueamiento dental, resultan ya incuestionables en este sentido.
La realidad es que aún nos convertimos en duros jueces cuando escuchamos que alguien se ha sometido a algún procedimiento quirúrgico estético, o se ha hecho algún retoque con aguja de por medio. Se relaciona la plástica con el plástico, y el mito de los polioperados patrocinados por la marca Barbie o similar no han desaparecido. Pero, aunque los estereotipos son necesarios para entender y comprimir el mundo que nos rodea, la realidad es bien diferente. En Aurea Clinic, clínica de cirugía plástica y estética, queremos contarte tres casos de personas que mejoraron su salud por estética, por si sigues necesitando una “excusa” contundente:
Puedes conocer algunos casos más en nuestros vídeo-testimonios
- S. “Me ahogaba en mi antigua nariz”. Rinoplastia y Blefaroplastia
Una chica guapísima, joven, rubia y con éxito laboral. Un dorso nasal desviado en todo el centro de la cara. Miedo, por supuesto, requisito que debe cumplir cualquier candidato a cirugía plástica. Súmale dificultad al respirar, la voz taponada y alergia. Y ahí tienes el caso de nuestra paciente S, que se sometió a una rinoplastia funcional para mejorar su salud y su estética. No necesitó una excusa tan grande para ponerse por segunda vez en nuestras manos para una blefaroplastia inferior que cambiaría definitivamente su rostro a mucho mejor.
- AM. “Cuando el súperglue con el que me pegaba las orejas se me iba por el sudor, tenía que dejar a mis amigas en la discoteca y volver sola a casa”. Otoplastia
Casada, madre de dos niños preciosos. El ojito derecho de su marido que la acompañó a nuestra consulta y animó, repitiéndole que ella ya era perfecta. Marcada por su complejo al recogerse el pelo, al acordarse de cómo tenía que volver sola a casa porque en la discoteca se le deshacía el súperglue que se ponía tras las orejas para salir con sus amigas. Añádele su personalidad arrolladora, sus ganas de comerse el mundo, su simpatía. Nuestra paciente AM, que se operó de otoplastia y en menos de 15 días se liberó de todo lo que tanto le había pesado en su vida. La vimos en un pase de modelos unos días después de la cirugía de orejas, con un moño espectacular. En cuanto supo que podíamos intervenirla bajo anestesia local, con muy pocos riesgos, encontró su excusa.
- R “Pasé 29 años sin quitarme la camiseta en la playa”. Ginecomastia
Un hombre en un cuerpo espectacular. Sí, sí, un hombre con complejos, que hay muchos aunque no los cuenten. En una pareja feliz, en una vida feliz en general. Pero llevaba desde los 11 años sin quitarse la camiseta en la playa por no ser capaz de dejar a la vista sus mamas, un poco más grandes de lo normal. Con 40 años tuvo la fuerza suficiente para aceptar que su sufrimiento no lo hacía más hombre. Nuestro paciente R, operado de ginecomastia y listo para enseñar su bañador verde en la playa para siempre.
La Doctora Martínez Padilla ha hablado sobre la importancia de la estética en nuestra salud ya que implica un bienestar integral del individuo en el que por supuesto entra la belleza. Pues escuchar su intervención en el programa de Onda Cero «Sevilla en la onda» en el siguiente enlace: