Por iniciativa de la OMS, se ha nombrado al mes de octubre como el mes de la concienciación contra el cáncer de mama, el segundo tipo de cáncer que más afecta a las mujeres de todo el mundo. A su vez, el día 19 de octubre se celebra mundialmente el Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, al que Aurea Clinic se adscribe para visibilizar, concienciar y promover la necesidad de que cada vez sean más accesibles los mecanismos de diagnóstico y control y se investigue en tratamientos más efectivos y menos invasivos para las afectadas.
Factores de riesgo del cáncer de mama
Existe un elevado número de variables que pueden aumentar los riesgos de que una mujer padezca cáncer de mama, como son:
- Los antecedentes familiares. Si a una familiar directa (madre, hermana, hija) se le diagnosticó un cáncer de mama a temprana edad, existe riesgo más elevado de contraer la enfermedad. No obstante, muchas mujeres son diagnosticadas de cáncer de mama sin antecedentes genéticos, por lo que todas deben vigilarse de cerca y realizar pruebas periódicas.
- La longevidad es un factor crucial. El riesgo aumenta cuanto mayor es la edad de la persona.
- Si ya padeciste cáncer en uno de los pechos, las posibilidades de contraerlo también en el otro son mayores.
- Existen ciertas mutaciones genéticas, como la BRCA1 y BRCA2, que se han estudiado y demostrado que aumentan el riesgo de contraer cáncer de mama, aunque por supuesto, detectado a tiempo, también puede curarse una mujer con estas mutaciones.
- Haber recibido durante la niñez, adolescencia o adultez temprana, tratamientos con radiación en la zona del tórax, incrementa el riesgo de desarrollar la enfermedad.
- Haber tenido una primera menstruación antes de los 12 años, es un factor de riesgo.
- Si la menopausia llega a una edad muy avanzada, también se aumenta el riesgo.
- Madres primerizas después de los 30 años pueden también tener un mayor riesgo de contraer la enfermedad.
- Mujeres que nunca han tenido un embarazo, tienen un mayor riesgo de desarrollar cáncer de mama que aquellas que han tenido uno o más hijos.
- Los medicamentos de terapia hormonal para tratar los signos asociados a la menopausia que combinan progesterona y estrógeno, aumentan el riesgo de padecer cáncer de mama.
- El consumo elevado de alcohol ha demostrado ser un factor de riesgo importante.
¿Se puede prevenir el cáncer de mama?
Controlar todos estos factores de riesgo puede ser difícil, pero lo más importante para prevenir el cáncer de mama (y todos los tipos) es la combinación de hábitos de vida saludables, con una dieta rica y equilibrada y la actividad física. Todo ello repercute positivamente en la prevención del sobrepeso (otro importante factor de riesgo), disminuir las sustancias nocivas que entran en nuestro organismo y ayudar a largo plazo en tener un mejor estado de salud físico si tenemos que luchar contra esta terrible enfermedad. A todo ello debemos sumarle los controles periódicos: tanto la autoexploración como la asistencia al especialista para realizarse pruebas de diagnóstico por imagen.
La autoexploración, un pilar en la prevención del cáncer de mama
En este Día Internacional de la Lucha Contra el Cáncer de Mama, también se pone de manifiesto la principal medida anticipatoria frente esta enfermedad. El diagnóstico precoz del cáncer de mama es crucial, puesto que del mismo dependen las posibilidades de curación, muy elevada si lo detectamos a tiempo. Por ello, los especialistas recomiendan a todas las mujeres a partir de los 20 años realizarse una autoexploración de las mamas al menos una vez al mes. Es una forma muy sencilla de estar atenta a cualquier posible cambio o anomalía en tu pecho para poder acudir a tu médico lo antes posible a realizar las pruebas diagnósticas avanzadas que sean necesarias.
¿Sabes autoexplorarte? Cómo realizar la autoexploración mamaria
La autoexploración no tiene ninguna dificultad ni requiere de ningún conocimiento médico.
- Colócate frente a un espejo con los brazos hacia abajo y comprueba que tus pechos tienen la forma y el tamaño de siempre y sus bordes inferiores son regulares. Comprueba que tu piel sigue lisa y no presenta asperezas, arrugas o irregularidades.
- levanta los brazos hacia arriba hasta ponerlos en vertical y observa si hay alguna diferencia visible entre ambos pechos (depresiones, bultos) o en las axilas.
- Con los brazos en esta posiciòn, gira tu cuerpo a izquierda y derecha para comprobar que el perfil de las mamas no está alterado.
- Para realizar la palpación, colócate tumbada e imagina que tu pecho se divide en cuatro zonas. Explora lentamente y con atención los cuatro cuadrantes de cada pecho de la siguiente manera.
- Mama izquierda. Tumbada, levanta el brazo izquierdo y coloca la mano baho la cabeza. Junta los dedos de la mano derecha y con éstos en posición estirada, palpa sucesivamente los cuatro cuadrantes.
- Mama derecha: El procedimiento es similar, pero levantando el brazo derecho y palpando con la mano izquierda.
- No olvides también palpar la zona de las axilas, curvando un poco los dedos para cubrir los recovecos.
¿Qué hay que buscar en la autoexploración?
- Bultos o masas, que presenten al tacto una apariencia densa, dura y son inmóviles al palparlos. De tamaños que oscilan entre un guisante y una avellana, no necesariamente dolorosos al tocarlos.
- Asimetrías en el tamaño de las mamas que antes no existían.
- Anomalías o irregularidades asimétricas. Normalmente, en sólo uno de los dos pechos.
- Pezón retraído o invertido.
- Cambios de color en la areola.
- Texturas alteradas en la piel del pecho, como grietas, rojeces, piel de naranja, etc.
- Un aumento de las venas visibles bajo la piel en uno de los pechos.
Detección temprana, clave para superar la enfermedad con éxito
Cuando se logra detectar lesiones en el tejido mamario a tiempo, se puede realizar un diagnóstico adecuado y proponer un tratamiento efectivo para el cáncer de mama, elevando muchísimo las posibilidades de curación. Por ello, si en alguna autoexploración descubres algo en tu pecho que te llama la atención, debes acudir cuanto antes a tu médico para que realice las pruebas diagnósticas que permitirán saber de qué se trata la anomalía.
Diagnóstico mediante mamografía
La mamografía es una prueba radiológica no invasiva y no dolorosa (aunque a algunas mujeres les molesta, ya que hay que comprimir brevemente la mama para la prueba) que ofrece muchísima información sobre formaciones, calcificaciones o distorsiones en los tejidos y orienta al especialista en la realización de un diagnóstico.
Ecografía para un diagnóstico preciso
Complementando la prueba de la mamografía, se utiliza la ecografía, sobre todo en pacientes jóvenes o mujeres con alta densidad en el tejido mamario. Aporta valiosa información sobre estructuras intramamarias como los quistes, en la que la mamografía puede ofrecer menor resolución.
¿Revertir las secuelas físicas del cáncer de mama? Reconstrucción mamaria
Cuando el cáncer de mama conduce a la necesidad de practicar una mastectomía como medida profiláctica, las secuelas físicas son evidentes. Algunas mujeres no esconden esta secuela física, ya que les recuerda que han vencido a esta terrible enfermedad. Otras mujeres, sin embargo, prefieren paliar esta secuela física mediante la colocación de prótesis externas bajo la vestimenta, que les da un resultado aceptable a la hora de compensar su contorno corporal. Pero otras mujeres deciden reconstruir de manera definitiva su pecho, acudiendo a un cirujano plástico para una cirugía de reconstrucción mamaria.
Es un procedimiento seguro y con muy buenos resultados, que permite, mediante la utilización de prótesis o tejidos autólogos, crear un nuevo pecho, similar en forma, textura y tamaño al no mastectomizado, incluso reconstruyendo la areola y el pezón. Supone una restauración integral y definitiva del aspecto del pecho y, por ende, de la imagen física, que permite enfrentarse de una manera mucho más positiva a las secuelas de la enfermedad y llevar una vida social y sexual más rica. Es decir, la reconstrucción mamaria supone en muchos casos un gran aumento de la calidad de vida de la paciente.